lunes, 26 de septiembre de 2011

Aromas que sanan


Que la nariz y el cerebro estén hiperconectados no es algo en lo que pensemos todos los días. En realidad, jamás nos detenemos en ello. Pero lo están. Y su trabajo conjunto permite que ciertos olores nos hagan estar más alegres o más relajados, incluso más sanos. Parece magia, pero la evidencia científica indica que no lo es.

Apenas vemos un jardín o una plantación de lavanda sentimos un impulso, nos aproximamos a una mata, arrancamos una flor, la llevamos hacia la nariz, cerramos los ojos, la olemos y súbitamente sentimos un estado de placer que nos calma o que nos remite a una experiencia agradable vivida en otro momento, en otro paisaje. Podríamos repetir el gesto con un rosal, un campo de mandarinos o una huerta de hierbas, y casi siempre alcanzaríamos ese estado de bienestar. ¿Qué hace que ciertos aromas que están en la naturaleza logren modificar positivamente nuestro estado de ánimo? ¿Qué procesos fisiológicos ocurren cuando se extrae, por ejemplo, el aceite esencial de una planta aromática y lo olemos o lo aplicamos en nuestra piel?
"Las plantas aromáticas secretan hormonas y al hacerlo buscan comunicarse con otras plantas. Estas hormonas, que son moléculas muy volátiles y que se obtienen a través de un proceso químico muy bonito, llegan con mucha rapidez al cerebro límbico a través del olfato, que es el cerebro más antiguo y milenario que tiene el ser humano. Cuando llegan ahí se desencadenan una serie de mecanismos y se envían conexiones neuronales a nuestro sistema nervioso endocrino. Esta molécula encaja en el bulbo olfativo y al encajar produce una respuesta en nuestro mecanismo fisiológico y genera estados de paz, sensualidad o euforia, o la calma de un dolor emocional o físico", explica Sylvia Galleguillos, experta en el tema. Claro que este proceso fisiológico complejo, dice, solo se genera cuando se extrae la molécula de la planta. "Podemos usar un perfume o una fragancia elaborada en un laboratorio, pero ese aroma, que puede ser muy atractivo, solo queda en la superficie de tu cuerpo y no tiene ninguna relevancia fisiológica. No podríamos decir que un perfume produzca relajación, liberación de estrés o ayude a dormir. El mecanismo llega a la nariz, pero solo es un olor agradable".
Vía: latercera.com